El tradicional Te Deum de Fiestas Patrias estuvo marcado por un fuerte llamado a la unidad frente a la crisis de seguridad y corrupción que afecta a Chile, destacando la urgencia de actuar para proteger la democracia y el bienestar social.
Así me gusta la historia de Chile, como un oficio de creación de patria bien cumplido por un equipo de hombres cuyo capitán no fue sino su cuerpo sano, y lo que el cuerpo comprende de porción divina.1
Con esta cita a Gabriela Mistral, el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, comenzó el tradicional Te Deum de Fiestas Patrias celebrado este 18 de septiembre en la Catedral de Santiago, con la participación de diversas autoridades políticas, militares y sociales. El mensaje estuvo enfocado en la unidad y la necesidad de actuar con prontitud frente a la crisis de seguridad y corrupción que vive el país.
Chomalí destacó la relevancia de este momento histórico para el país y la importancia de la gratitud hacia lo que se ha logrado en más de dos siglos de independencia. Sin embargo, su mensaje no se quedó solo en una mirada al pasado, sino que puso énfasis en los desafíos actuales que amenazan la estabilidad y el bienestar social.
“Hoy, por lejos, lo que más preocupa es la seguridad. Nadie se siente seguro, nadie puede garantizar que no le harán un portonazo, un turbazo, una encerrona o que no lo asaltarán”, señaló el arzobispo en un tono crítico pero constructivo.
Durante su intervención, resaltó que la violencia y la criminalidad han invadido espacios que antes eran considerados seguros, como plazas, barrios y centros médicos. “Chile no se acostumbrará a los descuartizados, a los asesinatos a plena luz del día, a la muerte de jóvenes y niños”, enfatizó, apuntando a la creciente sensación de inseguridad que afecta a la ciudadanía.
Además, el prelado fue claro al advertir sobre los peligros del crimen organizado, que, en sus palabras, “ya muestra su poder en Chile, con estructuras de muerte y vínculos internacionales”. En este sentido, llamó a una acción conjunta de la sociedad para frenar el avance del crimen organizado, advirtiendo que si no se actúa ahora, el país corre el riesgo de quedar a merced de la ley del más fuerte, con un Estado como mero espectador.
Un llamado a enfrentar la corrupción
Otro de los temas centrales del Te Deum fue la corrupción. El arzobispo expresó el dolor y el desencanto que esta problemática genera en la ciudadanía, destacando que muchos chilenos se sienten traicionados al ver cómo el cohecho y el tráfico de influencias han penetrado en esferas que deberían ser inquebrantables.
“El pueblo de Chile está escandalizado al ver tanta avaricia y ansias de poder que no trepidan en sobornar para lograr sus objetivos”, sentenció. También señaló el daño que esto provoca en la fe pública y en las instituciones democráticas del país, haciendo un llamado a los líderes políticos a actuar con integridad y responsabilidad.
En un año electoral, el mensaje también estuvo dirigido a quienes postulan a cargos municipales y regionales, pidiéndoles que mantengan la altura de miras y trabajen para dignificar la política.
“Les pido que trabajen para fortalecer la dignidad del quehacer político, porque la política es la más alta vocación a la que puede aspirar un ciudadano”, subrayó, recordando que las campañas electorales no deben empañar la paz ni la democracia.
Gratitud y esperanza
No obstante, el mensaje del Te Deum también tuvo un espacio para la gratitud. El arzobispo destacó la labor de diversos sectores de la sociedad que, a pesar de las dificultades, siguen aportando al desarrollo del país. Agradeció a los trabajadores, profesores, emprendedores, fuerzas armadas y de orden, profesionales de la salud y servidores públicos por su compromiso diario con Chile. Mención especial recibió la juventud, a quienes describió como “el futuro de la nación” y les instó a no perder la esperanza a pesar de las adversidades.
En este sentido, el arzobispo hizo un llamado a no perder la fe en el pueblo chileno, señalando que, a pesar de las dificultades, el país tiene una base sólida en sus tradiciones y valores. “Chile no se caerá a pedazos, aunque a veces nos lo parezca”, afirmó con optimismo, destacando la cultura cristiana como un pilar que sigue animando a millones de personas en el país.
Finalmente, el prelado cerró su mensaje con un llamado a la unidad y al diálogo, haciendo eco de las palabras del Papa Francisco sobre la importancia de pensar en las futuras generaciones. “El crimen organizado y la corrupción demuelen la democracia. Es una verdadera dictadura que no tiene ni ley ni Dios”, advirtió, e instó a todos los sectores de la sociedad a sobreponer el interés común por sobre las divisiones políticas o ideológicas.
El Te Deum de 2024 dejó una profunda reflexión sobre el estado actual de la nación, con un llamado claro a actuar frente a la inseguridad, la corrupción y la división. Con un tono que combinaba la esperanza en el futuro de Chile con la urgencia de atender los problemas presentes, el mensaje fue un recordatorio de que, más allá de las diferencias, el bien común debe ser el objetivo principal.
“Es la hora de los valientes, y el primer acto de valentía es dialogar, sobreponer el interés de la comunidad por sobre el personal”, concluyó el arzobispo, dejando en claro que el futuro de Chile depende de la capacidad de sus ciudadanos y líderes de unirse en torno a los valores que siempre han caracterizado a la nación.
Video del Te Deum 2024
Referencia Bibliográfica:
Varios Autores (2020). Obra reunida de Gabriela Mistral: Tomo VI – Prosa. Ediciones Biblioteca Nacional. Recuperado de https://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl
Portada: Captura de pantalla transmisión oficial Gobierno de Chile.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.