Por Marina Palacios para Enciclopedia de Maipú.
Fotografía: Shaony Valenri
Es activista por los derechos de la diversidad y disidencias sexuales desde hace más de 13 años. El mayor de cuatro hermanos a sus 33 años, continúa viviendo y siendo regaloneado por su abuela, según confiesa. Estudió Ciencias Políticas y fue funcionario municipal de Maipú hasta 2019, tras lo cual decidió postularse a concejal por Revolución Democrática del Frente Amplio.
¿Cuáles han sido para usted los principales logros y dificultades en su rol como concejal?
Creo que, en comparación con los concejales que ya llevan tiempo, y que ya conocen más o menos el trajín de lo que hay que hacer, cuando uno es concejal nuevo tiene que tener un tiempo de acomodo de poder absorber la mayor cantidad de información, incluso generar una metodología de trabajo que le permita poder sobrevivir estos cuatro años.
Pero yo fui funcionario municipal, eso me permitió conocer el municipio desde dentro además de conocer Maipú entero, por lo tanto uno de los mayores logros fue asentarme más rápido, que el resto de concejales nuevos, eso ayudó a tener una concejalía rápida, oportuna, y de levantamiento de proyectos bastante innovadores:
Yo me vanaglorio, por ejemplo, de haber creado en la biblioteca municipal una sección de literatura LGBT, también por mi pega de activismo de los derechos de las diversidades, creamos Queule, un programa de entrega de herramientas de liderazgo a los centros de estudiantes de colegios municipales, que no existía.
Por lo demás, logramos que se fiscalizaran todas las veterinarias municipales a propósito de los hechos de violencia e incluso de muertes prematuras de mascotas, en las mismas veterinarias de Maipú, y fuimos uno de los precursores en rechazar patentes de alcohol en Maipú que no se rechazaban nunca, como lo fue Espacio Don Oscar. Y en términos de seguridad, donde soy representante del Concejo Comunal de Seguridad Pública, hemos lanzado la idea de los espacios seguros, de seguridad económica, seguridad humana.
Respecto a lo más difícil, el pasar del activismo ejercer un rol de autoridad es completamente distinto. Hay que ceñirse a lo que dice la ley orgánica municipal, a la estructura de un Concejo Municipal, uno tiene un corazón dividido, digo yo. Tengo una mitad activista y la otra mitad concejal. Nos ha tocado aprobar, por ejemplo, patentes de alcohol que uno no cree que sean necesarias, pero la ley dice, bueno, si no tienes un argumento policial ni jurídico, tienes que aprobar, porque si no, te pueden demandar, y eso lo termina pagando el municipio y, por supuesto, los contribuyentes. Creo que es una de las cosas más complejas, compatibilizar esas dos almas, pero también hay otras dificultades de orden financiero.
En Maipú recibimos una comuna con un déficit tremendo, y eso también ha generado malestar, porque no hemos podido ayudar a toda la gente, sobre todo ver hoy día, después de casi un año y medio, cómo aumentan las demandas sociales, las demandas por más beneficios, por más trabajo, y estar todos los días representando a gente, no solamente en el cargo como concejal y hacer pega administrativa, sino que también recordar que uno representa a gente, a los dolores de las personas. Eso es difícil.
Esta entrevista forma parte del proyecto “Enciclopedia La Batalla de Maipú”. Proyecto financiado por el FFMCS 2023.