La ceremonia de transmisión de mando para el gobierno que encabezará Gabriel Boric Font, podría ser un hito más en la asunción del mando de la nación que se realiza cada cuatro años, sin embargo las circunstancias que rodean este momento de la historia de Chile, la irrupción de una generación que para el regreso a la democracia daba sus primeros pasos o balbuceaba sus primeras palabras, representa la consolidación de un camino que un grupo de jóvenes inició hace 16 años con una gran movilización estudiantil, llamada también «Revolución Pingüina».
Ahora en una misión soñada, alcanzaron la cima del poder político y partir de este viernes 11 de marzo de 2022, están instalados en este centro del poder con toda la simbología y respaldo popular expresado en una victoria electoral, que permanecen en el reconocimiento ciudadano que vuelve a tener Esperanza de un tiempo nuevo mejor para todos, especialmente para aquellos que más han necesitado traducir esta esperanza en una vida mejor, y que la democracia y la política no han sido suficientes para hacerlo realidad.
Boric asume la primera magistratura de la nación sin que esta se encuentre firmemente asentada sobre los rieles que aseguren un camino próspero y seguro y será este un desafío de gran magnitud para enrielar una economía que funcione traduciendo la esperanza de este tiempo de celebración, en salarios dignos, para también resolver problemas más acuciantes, más sustantivos y postergados como el caso de las pensiones, salud, educación.
La nueva institucionalidad que de cuenta de las tareas de este tiempo, otra pieza del acertijo que deberá resolver la gestión Boric, y que bien pudiese estar plasmada en acuerdos de la Constitución que se discute ahora, pensando en las próximas décadas de desarrollo del país.
La llegada de Boric al poder es un acto de origen político, con fuerzas políticas que le apoyan, lo que pone de manifiesto que se requiere, por parte del nuevo gobierno, dar los pasos y sentar las bases de legitimidad de la acción política como instrumento de discusión democrática para la elaboración de proyectos de país.
La sociedad nueva que emerge para estar a tono con los cambios y desafíos que vendrán, tiene que estar a la altura con el tejido social indispensable para compartir alcanzar los objetivos que se establezcan para avanzar y desarrollarse armónicamente.
En suma, parte de la urgencia del nuevo conglomerado de gobierno será alcanzar los acuerdos que ameriten la transformación de un programa de gobierno en un proyecto de país. Una segunda cuestión elemental, será elegir el camino por donde transitará este proyecto.
Imagen de portada: https://www.gob.cl/
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.