La arquitecta Rommy Olguín repasa los desbordes recientes del canal Santa Marta en Maipú e interpela a las autoridades competentes: “El actual municipio, ha gestionado recursos para la limpieza y mantención del cauce del canal –soluciones inmediatas–, pero no ha logrado comprometer recursos del MOP para dar una solución definitiva, como entubar el canal”.
Rommy A. Olguín Cisterna*.
El Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) publicó su “Primer Catastro Nacional de Desastres Naturales”, los principales ocurridos desde 1980 en Chile, en donde indica que el 2015, debido a un sistema frontal, se desbordó el canal Santa Marta, en Camino Melipilla con 3 Poniente, en Maipú, provocando el anegamiento de un campamento cercano.
Este primer registro de desborde del canal, no ha sido el único. El 2010 y 2016, hubo otros, y en ambos, el municipio responsabilizó al Servicio de Vivienda y Urbanización (SERVIU). El primero, debido a un error de cálculo en el diámetro para el entubamiento de un segmento del canal; y el segundo, porque conectó un colector de aguas lluvias proveniente de la zona sur de Santiago, que evacuaba las precipitaciones hacia dicho canal.
Este 13 de junio, el anegamiento por desborde de la misma intersección en Maipú, provocó un atochamiento vehicular importante y el bloqueó de los trabajadores a las distintas industrias, debido a que el agua superaba los 45 centímetros.
Ese día se preveían 5 a 8 milímetros de lluvia en la Región Metropolitana, pero el sistema frontal alcanzó más de 20 milímetros en corto tiempo, acompañado de fuertes ráfagas de viento, las que provocaron caídas de árboles, accidentes automovilísticos y el corte en el suministro eléctrico de más de 26.000 viviendas en distintos sectores. La Intendencia, por este motivo, cuestionó el pronóstico de la Dirección Meteorológica de Chile, declarando que “cada vez que no tenemos claridad en el pronóstico del tiempo, en la cantidad de milímetros, en ráfagas que tenemos, o si existe o no agua lluvia o nieve, nuestras medidas de contingencia pueden quedar completamente desfasadas” y realizó un balance, en donde informó que lo más grave fue el desborde del canal Santa Marta que afectó a las comunas de Maipú y Cerrillos. Por tales motivos lideró una mesa técnica con la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (ONEMI), Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC), entre otros, donde informó que “el desborde del canal Santa Marta estaba controlado” y volvía a estar habilitado el tránsito en la intersección de Maipú.
Pero, por la continuidad del sistema frontal durante esa mañana, otro canal, cercano al de Santa Marta, se desbordó, el canal Lo Espejo, motivo por el cual, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) decidió limpiar el canal Santa Marta para que no se desbordara nuevamente y en conjunto con el municipio supervisaron la limpieza. Finalmente, el Jefe territorial del MOP, declaró que “El canal Lo Espejo se desbordó producto de que no se abrieron las compuertas” y pidió que la Dirección Regional de Aguas tomara las medidas de fiscalización necesarias, tras el desborde de dicho canal.
Analizando esta situación, que año tras año sucede, es necesario exponer el riesgo latente de esta territorialidad. El barrio en donde se emplaza, se denomina Industrial, y es por una alta concentración de industrias, establecidas en torno al eje intercomunal Camino Melipilla y la vía férrea. Este sector –apodémoslo– inhóspito o terreno de nadie, se debe a:
- La cantidad de industrias que se han instalado y que ha provocado el cese de residentes, permitiendo una imperante apropiación de asentamientos informales (familias en situación de campamentos) alrededor de la vía férrea –la cual está próxima al canal Santa Marta–. Esto amenaza a los trabajadores y campamentos, por la exclusión humana y/o delincuencia, debido a la poca o nula vigilancia;
- Las vías interurbanas como Camino Melipilla y la vía férrea, adyacentes, que aíslan este sector del resto de la comuna, sus barrios residenciales y servicios, vulnerando a las familias en situación de campamentos y trabajadores del sector, no sólo por las condiciones climáticas y la amenaza constante de desborde del canal en invierno, sino que, además, por la falta de semáforos y conexiones peatonales. Cabe mencionar, que se reactivará la vía férrea para llevar a cabo el proyecto “Melitrén” que conectará Melipilla con Santiago, provocando aún más aislamiento del sector, si no se planifica y estudia el caso desde esta perspectiva.
Cuando se pide al Estado que se haga cargo, no se están pidiendo culpables. Se está pidiendo que creen y gestionen políticas de riesgo en desastres –no referidas, solamente, a los de amenazas topográficas, geotécnicas, tectónicas o geológicas, sino que involucren al cambio climático como desastre y los efectos en territorios con condiciones climáticas que no poseían anteriormente–.
Además, que entregue a los municipios recursos y poder para decidir, permitiéndoles crear sus propias gestiones de riesgo en desastres, sin tener que esperar a que les entreguen recursos limitados obligándolos a tomar decisiones cuando ya han sucedido desastres socionaturales. El actual municipio, ha gestionado recursos para la limpieza y mantención del cauce del canal –soluciones inmediatas–, pero no ha logrado comprometer recursos del MOP para dar una solución definitiva, como entubar el canal.
Es importante dar solución a este sector, por lo que se deben agilizar recursos e instancias para disminuir amenazas sociales como la misma exclusión y delincuencia. La misma municipalidad debiera generar nuevos proyectos con participación ciudadana, donde la gente que vive cerca del sector exponga sus propias necesidades. Por ejemplo, en el sector existen terrenos baldíos, los cuales se podrían reprogramar con áreas verdes temáticas, de esta manera los usuarios se apropiarían de estos espacios y así se revitalizaría la zona. Por su parte, el MOP debe realizar un estudio de vialidad y proponer conectividades de diversas escalas (peatonales, automovilística, de camiones, de locomoción colectiva pública y privada, entre otras) de manera que se permita la conexión armónica en el sector.
Con respecto a las familias de los campamentos, las instituciones gubernamentales deberían trabajar con ellas –no para darles una solución final inmediata–, sino que para entregarles herramientas y así logren insertarse en la sociedad.
Muchos de nosotros podemos observar desde la comodidad de nuestras pantallas en las que se lee este artículo, pero también podemos proponer soluciones, incluso más eficaces que las inexistentes hoy en día.
Todo depende del lado que estés mirando.
* Rommy A. Olguín Cisterna, arquitecta y Bachiller en Artes de la Universidad Tecnológica Metropolitana; se desempeña como docente en el liceo José Ignacio Zenteno.
La “Opinión ciudadana” es de quien la da. Escriba su “Opinión ciudadana” a contacto@labatalla.cl para que sea publicada sujeto a la línea editorial.
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