Cerrando la puerta a los negocios y colocando en el centro el reciclaje, otro modelo de gestión de residuos es posible, opina el concejal de Maipú Ariel Ramos.
Seguramente más de una vez hemos escuchado hablar del “negocio de la basura”. En esta nota queremos poner sobre la mesa todos los elementos que llevan a configurar una de las áreas más rentables para hacer negocios en Chile, y a su vez, entregar propuestas para terminar con esta realidad negativa, en sus dimensiones económicas, medioambientales y sociales.
Cultura del reciclaje
Ante todo, es necesario aclarar que en Chile cuando nos referimos a este tema, hablamos erradamente de “basura”, cuando ya ha quedado demostrado que los distintos elementos que desechamos en nuestros hogares pueden reconvertirse en variados subproductos.
Lo correcto entonces, es hablar de residuos sólidos (orgánicos e inorgánicos) y no de “basura”. Este es el primer paso para transitar a un modelo distinto, que sea capaz de terminar con un negocio sucio por donde se le mire.
Negocio de pocos
En Chile, como en la mayoría de los países que tienen economías de libre mercado, hay una fuerte tendencia a la concentración, y 3 o 4 grandes empresas se reparten la mayoría de los contratos de camiones recolectores y rellenos sanitarios, dejando a unas 10 empresas más pequeñas con participaciones menores dentro de este atractivo mercado.
Dentro de este modelo distinguimos dos áreas de negocios:
La primera de ellas es la de disposición final de residuos, que da origen a los rellenos sanitarios (grandes extensiones de terreno para el depósito de residuos, constan de tecnología para tratar los líquidos y gases generados en el proceso de descomposición de estos elementos).
Lo segundo tiene que ver con el retiro y traslado de los residuos desde nuestras casas a los centros de disposición final.
Por lo general una misma empresa, aunque a veces con dos nombres distintos, tiene a su haber un relleno sanitario y un servicio de camiones recolectores, con esta estructura postulan a licitaciones públicas en la mayoría de los 345 municipios del país.
Generalmente estos contratos son celebrados por un plazo bastante extenso, buenos ejemplos son los contratos de camiones recolectores en Las Condes y Maipú, con 8 y 6 años de duración respectivamente, lo que da origen a suculentos negocios que van entre los 20 y 30 mil millones de pesos considerando la totalidad del periodo.
Es posible
La nefasta relación política-negocios, y en paralelo, el poco apoyo a la innovación en materia de sustentabilidad, han hecho que en nuestro país sea difícil cambiar el estado de cosas en torno a los residuos.
Afortunadamente siempre hay excepciones y una de ellas es el municipio de La Pintana, ahí desde hace años se ha aplicado un plan de recolección diferenciada de residuos sólidos domiciliarios, lo que en términos prácticos se traduce en que los vecinos y vecinas entregan por separado a los camiones recolectores sus residuos orgánicos (restos de verduras, hojas de árboles, pasto, etc.) y por otro lado los residuos inorgánicos (papel, latas de aluminio, botellas de plástico, vidrios, etc).
De esta forma, hoy logran recuperar más del 20% de los residuos generados en los hogares, lo que trae aparejado un gran ahorro para el municipio, en tanto se dejan de enviar muchas toneladas de residuos a los rellenos sanitarios.
Si a esto le sumamos la posibilidad de integrar a los recicladores de base, como así también tener una flota municipal de camiones recolectores como es el caso de la comuna de Santiago, el ahorro y el beneficio social es mayor.
Y acá viene lo mejor de todo para los usuarios(as), la mayoría de los dueños(as) o arrendatarios(as) de una vivienda en Chile deben pagar de forma trimestral el derecho de aseo domiciliario, un monto que bordea entre los 8 y 10 mil pesos en cada cuota. Si nuestros municipios implementaran un modelo como el recientemente descrito, disminuirían a un tercio o menos el valor que cada vivienda debe pagar por concepto de aseo.
Terminar con el negocio de la basura depende no sólo de la voluntad política de nuestras autoridades locales, requiere también de una ciudadanía crítica, informada en términos ambientales, que pueda ser capaz de exigir un nuevo trato para lo que muchos consideran lisa y llanamente basura.
Cerrando la puerta a los negocios y colocando en el centro el reciclaje, otro modelo de gestión de residuos es posible.
Concejal del Partido Comunista de la comuna de Maipú.
Rubén Torres dice
Complejo el tema, mayor la solución y, como ejemplo, cito un caso que vi de un importante colegio de pajaritos, que tiene contenedores para cada residuo pero el camión recolector los pone todos juntos y se pierde todo el trabajo y el proceso de educar.
pp dice
EL COLEGIO ESTA HACIEN DO MAL LA PEGA, SI SEPARAN LOS DESPERDICIOS, DEBEN CONTACTAR A DIVERSAS INSTITUCIONES PARA QUE CADA CUAL SE LLEVE LO QUE LES INTERESA