“Ésta y otras iniciativas de la agenda ciudadana, no sólo local, sino planetaria, han permitido que principalmente nuestros(as) estudiantes estén replanteándose frente a la sociedad con un rol protagónico y propositivo”.
El Instituto de las Artes y la Tecnología de Maipú (IAT), en su visión de abrir espacios para una nueva pedagogía desde los temas ciudadanos sobre los que es preciso dialogar y avanzar como única garantía de que las actuales y futuras generaciones de adolescentes y jóvenes incorporen en su ADN el contenido, la teoría y el sustento filosófico y pragmático con el que puedan abordar eficazmente su existencia, participa hoy como pionero en un programa de “Educación Financiera” que desarrolla el SERNAC, el que contempla la construcción de un marco curricular, capacitación a directivos y docentes y otras iniciativas que están en curso en beneficio de la comunidad educativa.
Ésta y otras iniciativas de la agenda ciudadana, no sólo local, sino planetaria, han permitido que principalmente nuestros(as) estudiantes estén replanteándose frente a la sociedad con un rol protagónico y propositivo, distinto al que la gran mayoría de los “feligreses del SIMCE” y otras doctrinas exitistas que el modelo de escolarización nacional pretende perpetuar en beneficio del status quo, formatean (por ignorancia sistémica o complicidad asumida) a los(as) estudiantes chilenos, sin trepidar en mantener la profundización de la competencia descarnada por figurar en rankings de ficción, que no guardan la menor sintonía con los estándares de la OCDE ni organismo internacional alguno a los que les gusta citar de vez en cuando para impresionar a los menos favorecidos con la academia criolla.
La necesidad imperiosa y más bien superlativa que nuestra sociedad actual demanda, más allá de la información de los etiquetados en los productos de consumo cotidiano, o bien un alto oficio en la producción de propagandas televisivas con los(as) personajes farandúlicos de turno invitando a “confiar” y “entregarse” sin temor y en completa confianza a la felicidad estadística y estatuaria de las grandes marcas y multitiendas, es la defensa y protección efectiva del Estado.
Las propagandas muy bien trabajadas a partir de los estudios de motivaciones humanas que realizan los publicistas y comunicadores visuales al servicio de la industria o bien las señaléticas y gigantografías que invitan a mundos y realidades quiméricas exornando nuestras rutas cotidianas y gregarias, no se condicen con la fiesta del abuso a los consumidores, que incluso la misma prensa oficial generosamente nos muestra en la pantalla chica de vez en cuando.
Como primera medida se requiere que las autoridades correspondientes, es decir el citado Estado y sus distintos organismos, diseñen, propongan y velen por su aprobación un marco legal que proteja y privilegie efectivamente los intereses de los consumidores y no sólo los del mercado.
En segundo lugar, generar políticas y diversas instancias de difusión, capacitación y difusión de estos derechos, junto con las orientaciones didácticas a nivel escolar y comunitario para que los(as) ciudadanos(as) instalen la práctica de planificar y revisar la infografía o simplemente la información fidedigna (garantizada por estas autoridades mencionadas) sobre la calidad, las características, ventajas, contraindicaciones, etcétera, de cualquier bien de consumo, producto o servicio que este mercado ofrece.
Hoy asistimos diariamente a macabros espectáculos de engaño y falacia de parte de diversas industrias y productores que impunemente venden sueños de vida saludable y otros tantos fetiches, que en la mayoría de los casos sólo conocemos por los aciertos periodísticos de algunos medios y no por las autoridades de rigor que por mandato constitucional deben velar por la salud pública.
En el IAT, los temas de la contingencia social son la materia prima de cada inicio de jornada de aprendizaje. En ese contexto, es habitual establecer con los(as) estudiantes, no sólo en el plano formal de la planificación estructurada de una clase, reflexiones sobre los más diversos temas de interés ciudadano, donde gracias a la enorme oportunidad de acceso a la información que hoy nos entregan las redes sociales y otros medios alternativos a la televisión y las radios tradicionales con pautas cargadas a la farándula y la defensa religiosa de los valores del modelo social de mercado, en distintos momentos han sido temas de discusión el caso “La Polar”, el “perdonazo a Johnson”, “Las AFP y las Isapres”, “La Universidad del Mar “, “El lucro y la educación como un bien de consumo, según palabras de su excelencia el Presidente de la República”, etcétera.
Junto a lo anterior, en el establecimiento existe un interés general por el rol que estamos jugando en esta experiencia de ser pioneros en el levantamiento de un programa educativo para la educación financiera y su mayor expresión, es la tesis que como comunidad sostenemos, en el sentido de que hacemos educación pública gratuita y de calidad.
En diversas enriquecedoras dinámicas hemos analizado con docentes, funcionarios y estudiantes temas como el carácter simbólico de organismos como el propio SERNAC, que frente a la negativa de las empresas de respetar los derechos del consumidor, cuando este detecta abusos u otras anomalías, se declara “incompetente y sin atribuciones” y sólo actúa como un mediador, que en la gran mayoría de los casos fracasa dejando a las personas en la más absoluta indefensión, al arbitrio y suerte de sus posibilidades económicas para contratar eventuales abogados de manera particular, lo que tributa en la amplia mayoría de los casos en favor de la impunidad y el beneficio de las empresas.
En el IAT todos(as) sabemos que lo mismo ocurre con las superintendencias y otros organismos estatales de igual o menor tenor de disfunción, que terminan siendo sólo un subterfugio temporal para luego perpetuar el imperio de las injusticias en este gran supermercado de tercera llamado Chile…
* Profesor. Maipucino.
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