Fotografías: Iván Sarmiento; texto: Sergio Benvenutto Palacios.
El 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara fue a trabajar a la Universidad Técnica del Estado. Allí fue detenido por tropas del Ejército de Chile, siendo posteriormente trasladado al Estadio Chile.
Al último poema que escribió, precisamente en el Estadio Chile, se le conoce como “Somos cinco mil”, o “Estadio Chile”, o “Canto que mal me sales”:
Somos cinco mil aquí.
En esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil.
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Somos aquí diez mil manos
que siembran y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.
Que lentamente querrá la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.
¿Y Méjico, Cuba, y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del Compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
Canto, que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos momentos del infinito
en que el silencio y el grito son las metas de este canto.
Lo que nunca vi, lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento…
El cuerpo de Víctor Jara fue encontrado el día 19 de septiembre, en un terreno baldío cerca del Cementerio Metropolitano, con 44 impactos de bala y signos de haber sido golpeado.
Había muerto asesinado el 16 de septiembre de 1973.
A cuarenta y un años de aquello, las Juventudes Comunistas de Maipú y la Bibliotecalle Popular Víctor Jara convocaron a una velatón, bajo la estación Las Parcelas del metro, en Maipú.
No llegaron ellos y ellas solamente. Ledda Beltrán (19), de Quinta Normal, llegó junto a Julieta Manríquez (27): “Andábamos buscando actividades por Víctor -contó-, y encontramos esta, que era la única que había por estos días, no había más. Aparte de “Guitarras por Víctor”, que es el 28 (en el cementerio general)”.
Suelen asistir a actividades de este tipo, según Julieta, que vive en Portales con Las Naciones y quien se dijo de izquierda aunque no comunista. A esta en particular lo hiceron porque:
“Víctor Jara fue un personaje de la historia importante para el país”.
Verónica Jara (56) y Leonardo Chaparro (32), madre e hijo, del paradero 7 de Pajaritos, aprovecharon de tomar fotos para un taller municipal al que asisten:
“El profesor nos da tema libre -dijo Verónica-, para que nosotros practiquemos la fotografía, con diferentes luces, de día, tarde, noche… Entonces nos sirve a nosotros de práctica. Y supimos de esto por las redes sociales, y vinimos a apoyar la causa”.
“Es un día triste -reflexionó-, pero a la vez alegre. Porque quisieron silenciarlo pero lo revivieron más aún. Entonces, está vivo. Los jóvenes están aprendiendo de él, y es un lindo testimonio que nos dejó. Su daño fue la música, no hizo otro daño para otra opinión que explicar temas sociales, de alguna manera, decir lo que sucedía en el país. Creo que vale la pena recordarlo, para que se mantenga”.
Bastián Orrego (21), de Pudahuel Sur, dijo a La Batalla: “Nosotros vimos por las redes sociales el evento y quismos venir a ser parte. Porque creemos que la memoria de Víctor Jara tiene que vivir para siempre”.
¿Por qué?
“Por la cultura, por el apoyo al pueblo”.
“Por su lucha social -intervino Camila Vicencio (21), de villa El Sol-, contra el sistema que hasta hoy sigue vigente. Sigue la educación de Pinochet y la salud como la mierda. Que no se olvide el crimen que se cometió contra él ni contra todos los que mataron”.
Hubo unas quince a veinte personas de manera permanente. Luciano Marambio, de la base Cecilia Magni, nos explicó que las Juventudes Comunistas de Maipú trabajaban aquella tarde-noche en dos frentes. Uno de ellos era la obra “Víctor sin Víctor Jara”, que se presentaba en el Teatro Municipal de Maipú, el otro esta actividad:
“La idea de esto es que la gente pase y llegue el mensaje de que hay una juventud comprometida con las causas por las que luchó Víctor Jara”.
“Luchó por la igualdad, por la justicia, creyó en otra sociedad”, dijo. “Por lo tanto que es un héroe digno de homenajear”.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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